domingo, 6 de enero de 2008

La Asamblea itinerante

Desde esta semana se iniciarán los viajes de los asambleístas, programados para recoger las opiniones de la población. Me pregunto -y les pregunto- si tiene sentido hacerlo, y la única respuesta que encuentro es que depende del tipo de constitución que se quiera elaborar y de la función que quiera desempeñar la Asamblea.

Si se quiere hacer una constitución que establezca claramente derechos, garantías y libertades de las personas y que defina con precisión la organización del Estado, no sería necesario ningún viaje, porque esos aspectos no dependen de las demandas populares o por lo menos no se derivan directamente de ellas.

Por el contrario, si se quiere tener una constitución que se adentre en el terreno de las políticas públicas y que por tanto recoja allí todas las demandas inmediatas de la población, entonces tendrían sentido los viajes.

Así mismo, tendrían sentido si la función fundamental de los asambleístas sería la de legislar y no la de elaborar el texto constitucional.

Es obvio que estamos frente a un problema de decisiones y de definición de prioridades. Me temo que la mayoría ya ha tomado la decisión y que veremos como lo más normal que salgan a buscar insumos para la constitución allí en donde van a encontrar requerimientos de obra pública, de empleo y de servicios.

2 comentarios:

nicklaus dijo...

En efecto Sr. Pachano, una enorme proporción de las funciones que se ha auto-irrogado la actual Asamblea Constituyente, no son funciones propias de una Asamblea Constituyente. Es tan burdo el circo que han montado, que llega a dar verguenza ajena la ignorancia de unos y la mala intención de otros. Bajo la milagrosa invocación a los plenos poderes, ese pequeño y heterogéneo grupo de lobos, ovejas, oportunistas e idiotas (dejemos a un lado la frustrada oposición), versátilmente legislan, arbitran, reglamentan y debaten, hasta donde le dé la sábana de la paciencia al señor Acosta. Luego, de consuno, se burlan de todo el mundo cuando 80 incondicionales y 10 bailarines levantan la mano para sancionar lo que ya estaba aprobado desde siempre.
Ni usted ni yo, Sr. Pachano, estamos diciendo nada nuevo. Sin embargo, la esperanza de que personas de sincera apertura mental, aún en la duda generosa para con este Gobierno pudieran despertar al leer estos comentarios, justifica dedicar un poco de tiempo para verterlos.

Olafo dijo...

Don Pachano.

Siento volver a diferir con Usted. En mi opinión la fórmula vuelve a ser correcta y al contrario, la considero en verdad muy inteligente pues, no olvidemos que la constitución a la vuelta de la esquina debe ser aprobada en un referendum y para lograr eso, no creo que haya nada mejor que legitimarla con la participación popular.

Si ese es el verdadero objetivo y la idea funciona, el pueblo sentirá como suyas las propuestas garantizando así su aprobación en el referendum. Así que en mi opinión yo le doy otro punto más a Correa, verdaderamente un tipo inteligente que tiene un olfato político envidable o al menos un excelente grupo de asesores.

Don Pachano, eso de encerrar a un grupo de "honorables patriotas" en una habitación para que escriban una impoluta constitución a prueba de todo mal, es una idea que suena muy bien para nosotros los intelectuales (disculpen los intelecutales que me incluya en ese selecto grupo) pero realidad es algo impráctico que no se debería hacer porque eso se ha hecho siempre y evidentemente no funciona.

Don Pachano, también entiendo lo que Usted quiere decir respecto a que los asambleistas buscan insumos en donde no deben, es cierto que la gente humilde hará miles de pedidos no pertinentes a una constitución, pero Don Pachano, ni Ud. ni yo podemos asegurar que en esos miles de pedidos no haya al menos una buen idea... La pregunta es ¿Nos arriesgamos a no escucharla?.

Un saludo para todos.